Un signo temprano de la enfermedad de Alzheimer se puede notar al ducharse: ¿a qué hay que prestar atención?

Una prueba sencilla pero reveladora

En un estudio de ocho años con más de 1000 participantes, los investigadores utilizaron una prueba olfativa muy accesible: simplemente rasparon muestras de aromas e identificaron olores comunes, como jabón, humo, rosas o cuero. ¿El resultado? Las personas con dificultades para identificar estos aromas presentaban un riesgo significativamente mayor de desarrollar deterioro cognitivo en la vejez.

Una puntuación inferior a 8 sobre 12 ya se consideraba una señal de alerta. Combinada con una prueba de memoria breve, esta prueba sensorial demostró ser tan relevante como algunas resonancias magnéticas cerebrales o análisis biológicos mucho más complejos. Un resultado prometedor.

Una pista valiosa para una detección temprana

¿La ventaja de esta prueba? Es sencilla, no invasiva, económica y podría realizarse en un consultorio médico sin necesidad de equipos sofisticados. Sobre todo, ofrecería la posibilidad de identificar a las personas en riesgo antes de la aparición de síntomas visibles, lo que facilitaría un tratamiento temprano y estrategias de prevención adecuadas.

Como señala el Dr. Jeffrey Motter, coautor del estudio, integrar este tipo de cribado en el seguimiento médico rutinario podría transformar profundamente la forma en que diagnosticamos la enfermedad de Alzheimer. Este es un avance prometedor para los pacientes… y sus familias.

¿Qué olores deberían llamar la atención?

A continuación se muestran los 12 olores utilizados en la prueba, a los que debe prestar atención si experimenta una incomodidad persistente:

Olores no alimentarios: jabón, cuero, lila, humo, gas, rosa.

Olores alimentarios: cereza, clavo, fresa, mentol, piña, limón.
La dificultad repetida para reconocer varios de estos olores, especialmente una fragancia familiar como el jabón, puede justificar una conversación con su médico, especialmente si le preocupan otros signos sutiles (lapsos de memoria, desorientación, pérdida de interés, etc.).

Moraleja: Ducharse no es solo un momento de relajación… también podría convertirse en una alerta silenciosa sobre el estado de nuestro cerebro.

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